El pintor Miquel Barceló es el más firme representante internacional del arte español contemporáneo y el artista español vivo con más proyección internacional. Es Premio Nacional de Artes Plásticas de España y Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
Las obras de Miquel Barceló están presentes en las colecciones más prestigiosas y en los Museos más importantes del mundo.
Miquel Barceló nació el ocho de enero de 1957 en Felanitx, una localidad de no demasiados habitantes al Sureste de la isla de Mallorca. Los alrededores de Felanitx son secos; el paisaje, pródigo en olivos, es uno de los más severos de la isla; en los meses cálidos cae sobre la localidad un sol casi intolerable. Hoy, Miquel Barceló tiene los rasgos duros de un campesino mallorquín, a pesar de ser vástago de una familia acomodada y con tierras. Su abuelo había practicado el contrabando en las escarpadas costas cercanas, y se vio metido en diversas aventuras rocambolescas que Barceló relata con delectación. El otro abuelo, mientras tanto, compraba cuadros a los postimpresionistas de los 20 y de los 30 que vivían en las Islas y se hacía una selectiva pero sólida pinacoteca entre la que puede encontrarse algún que otro Anglada Camarasa. La madre de barceló pintaba, "y a través de ella estuve desde pequeño en contacto con pintores de carácter académico y paisajístico", explica Miquel. (Texto de Sergio Vila San Juan, del libro Agenda: Barceló. Àmbit Editorial 1984).
Sus primeros contactos con la pintura los tuvo de muy pequeño, con su madre Francisca Artigues, a quien le gustaba pintar y con la que Miquel compartía esta afición. «Era un niño muy travieso y nunca paraba. Le ponía un folio y le decía que pintara». Ella también lo hacía, lo que no significa que fuera pintora. Francisca acostumbraba a representar paisajes y objetos. Un día que ella pintaba una silla, se dio cuenta de que su hijo para hacer lo mismo le dio la vuelta y pintó la silla al revés. En ese momento, «cuando Miquel empezó a pintar, yo lo dejé y empecé a colgar sus cuadros y a descolgar los míos, a la vez que supe que lo que yo hacía era copiar y él, crear». (Extracto del texto de Marcos Torío. El Mundo-El día. 25 de Octubre de 2003).
Miquel Barceló lo recordó ante los estudiantes de Bellas Artes de la Universidad del Pais Vasco, en Mayo del 2005, con estas palabras: «En casa siempre había material para pintar, libros y cuadros, así que este mundo siempre me resultó familiar. No había televisión y por eso me parece que aquello pertenece a un pasado muy remoto, igual que cuando voy ahora a África y están las calles sin asfaltar y los hogares sin televisores».
Las obras de Miquel Barceló están presentes en las colecciones más prestigiosas y en los Museos más importantes del mundo.
Miquel Barceló nació el ocho de enero de 1957 en Felanitx, una localidad de no demasiados habitantes al Sureste de la isla de Mallorca. Los alrededores de Felanitx son secos; el paisaje, pródigo en olivos, es uno de los más severos de la isla; en los meses cálidos cae sobre la localidad un sol casi intolerable. Hoy, Miquel Barceló tiene los rasgos duros de un campesino mallorquín, a pesar de ser vástago de una familia acomodada y con tierras. Su abuelo había practicado el contrabando en las escarpadas costas cercanas, y se vio metido en diversas aventuras rocambolescas que Barceló relata con delectación. El otro abuelo, mientras tanto, compraba cuadros a los postimpresionistas de los 20 y de los 30 que vivían en las Islas y se hacía una selectiva pero sólida pinacoteca entre la que puede encontrarse algún que otro Anglada Camarasa. La madre de barceló pintaba, "y a través de ella estuve desde pequeño en contacto con pintores de carácter académico y paisajístico", explica Miquel. (Texto de Sergio Vila San Juan, del libro Agenda: Barceló. Àmbit Editorial 1984).
Sus primeros contactos con la pintura los tuvo de muy pequeño, con su madre Francisca Artigues, a quien le gustaba pintar y con la que Miquel compartía esta afición. «Era un niño muy travieso y nunca paraba. Le ponía un folio y le decía que pintara». Ella también lo hacía, lo que no significa que fuera pintora. Francisca acostumbraba a representar paisajes y objetos. Un día que ella pintaba una silla, se dio cuenta de que su hijo para hacer lo mismo le dio la vuelta y pintó la silla al revés. En ese momento, «cuando Miquel empezó a pintar, yo lo dejé y empecé a colgar sus cuadros y a descolgar los míos, a la vez que supe que lo que yo hacía era copiar y él, crear». (Extracto del texto de Marcos Torío. El Mundo-El día. 25 de Octubre de 2003).
Miquel Barceló lo recordó ante los estudiantes de Bellas Artes de la Universidad del Pais Vasco, en Mayo del 2005, con estas palabras: «En casa siempre había material para pintar, libros y cuadros, así que este mundo siempre me resultó familiar. No había televisión y por eso me parece que aquello pertenece a un pasado muy remoto, igual que cuando voy ahora a África y están las calles sin asfaltar y los hogares sin televisores».
Furnish Time 1986
Agustí Fernández, Suite nofres, 1987
Camarón de la Isla, Potro de rabia y miel, 1992
Rancapino, 1995
Biel Majoral, Vou verí vou per no dormir, 1997
Alain Planès, Sonatas para piano de Joseph Haydn, Vol I, 2002
Alain Planès, Sonatas para piano de Joseph Haydn, Vol II, 2002
CLAM, Homenatge als infants d'Àfrica, 2003
Alain Planès, Sonatas para piano de Joseph Haydn, Vol III, 2004
Guillem D'Efak, Siau Qui Sou!, Banda de música de Manacor, 2011
Pascal Comelade, Despintura Fonica, 2013
Forats Negres, Maqueta 1981, 2015