LIBROS:
Andy Warhol:
The Record Covers 1949-1987,
Catalogue Raisonne [Hardcover]
The Montreal Museum Of Fine Arts
ISBN 978-3-7913-4087-6
280 páginas
Andy Warhol:
The Record Covers 1949-1987,
Catalogue Raisonne [Hardcover]
The Montreal Museum Of Fine Arts
ISBN 978-3-7913-4087-6
280 páginas
Fanelo Aguayo
En 1965 Andy Warhol se convirtió motu proprio en manager de The Velvet Underground e incluyó a la banda como parte de su espectáculo multimedia itinerante Exploding Plastic Inevitable. Dos años más tarde, los de la Velvet publicarían su primer disco acompañados en tres canciones por la voz de Nico, la entonces top muse del underground neoyorquino. El disco se tituló simplemente The Velvet Underground & Nico, y la portada fue diseñada por el mismo Warhol. En ella aparecía la famosa banana amarilla con la pequeña leyenda ¨Peel slowly and see¨ -¨pela despacio y observa¨- que tanto revuelo causó en la época. La banana era en realidad una pegatina que al desprenderse dejaba ver un desnudo y rosado plátano cargado de fresca desfachatez. El nombre de la banda no aparecía por ningún lado. En su lugar lucía altiva la firma del manager. El resto es historia del arte y del rock en cohesión, fusionadas.
En 1971 Warhol diseñaría para los Rolling Stones la portada de Sticky Fingers, notoria y controvertida como la de la Velvet - o más, dado que en España la imagen de la entrepierna con la cremallera fue sustituida por la de unos dedos saliendo de una lata de conserva -, y en 1977, también para los Stones, la portada del álbum Love You Live. Pero todo el mundo sabe eso: es cultura general. Algunos incluso saben un poco más y recuerdan la portada del disco Silk Electric (1981) de Diana Ross, también diseñada por Warhol. Lo que no sabía nadie hasta hace poco - excepto el propio artista, claro está - es que Andy Warhol había creado más de 50 portadas de discos a lo largo de su ilustremente fértil carrera.
Arriba, la portada original de Sticky Fingers, donde se muestra la generosa anatomía de Joe D'Alessandro, modelo y actor habitual de Warhol. Debajo, la versión que la censura permitió en España
En torno al tema ha sido publicado recientemente en Norteamérica el libro titulado Andy Warhol: The Record Covers 1949-1987, escrito por Paul Maréchal y publicado por Presner en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Montreal.
Cuenta el autor que un día en una tienda de discos de Montreal cayó en sus manos una copia del LP de Paul Anka The Painter (1976) y la portada lo dejó estupefacto: siendo él mismo un curador de arte y admirador del patriarca del pop, tuvo de inmediato la certeza de que aquello era obra de Andy Warhol. Tenía el mismo aspecto y estilo de sus retratos de famosos. Maréchal, entonces, telefoneó al Museo Andy Warhol en Pittsburgh, Pennsylvania, donde le facilitaron, según a ellos le constaba, una lista con los títulos de 23 discos cuyas portadas habían sido diseñadas por el hijo predilecto de la ciudad.
Durantes 12 años, Maréchal dedicó sus esfuerzos a conseguir esos 23 discos poniéndose directamente en contacto con las discográficas. Logró adquirirlos y, aún más sorprendente, encontró 28 más, 51 portadas en total. Pero no acabaría ahí la cosa: tras la publicación del libro unos coleccionistas europeos le han enviado dos discos más, entre ellos uno de 1984 del grupo sueco Rat Fab -parece ser que el padre de uno de los miembros de la banda había conocido a Warhol en los 60, y le pagó para que diseñara la portada del disco de su hijo.
Warhol comenzó a hacerse famoso como ilustrador con la exitosa campaña publicitaria que realizó para la firma de zapatos I. Miller. Después vinieron las ilustraciones en revistas de moda, los diseños de escaparates para Tiffany y Bonwit Teller, y finalmente, las exposiciones en galerías de arte. Pero, parece ser que lo primero fueron las portadas de discos.
Tras graduarse en la escuela de arte del Carnegie Institute of Technology en Pittsburgh, Warhol llegó a Nueva York en 1949, justo cuando las discográficas sacaban al mercado el formato LP (Long Play). El joven Andy, históricamente emprendedor, ofreció su talento como diseñador gráfico a las grandes compañías y pronto le llegó una oferta de Columbia Records para la portada de un disco de música mexicana - A Program of Mexican Music -. Este trabajo ya anticipaba aspectos de su posterior estilo: por ejemplo, copió de un catálogo de arte figuras aztecas del siglo XVI, iniciando así su tendencia a crear arte a partir de imágenes ya existentes.
En 1956, Warhol diseñó la portada para el primer disco del guitarrista de jazz Kenny Burrell basándose también en una fotografía, como haría posteriormente multitud de veces en sus retratos. Al año siguiente realizó una portada para el álbum Congregation, del saxofonista Johnny Griffin, partiendo igualmente de una foto y dibujando en la camisa del artista unas flores que claramente vaticinaban las grades flores que pintaría una y otra vez en los años 60.
Cuenta el autor que un día en una tienda de discos de Montreal cayó en sus manos una copia del LP de Paul Anka The Painter (1976) y la portada lo dejó estupefacto: siendo él mismo un curador de arte y admirador del patriarca del pop, tuvo de inmediato la certeza de que aquello era obra de Andy Warhol. Tenía el mismo aspecto y estilo de sus retratos de famosos. Maréchal, entonces, telefoneó al Museo Andy Warhol en Pittsburgh, Pennsylvania, donde le facilitaron, según a ellos le constaba, una lista con los títulos de 23 discos cuyas portadas habían sido diseñadas por el hijo predilecto de la ciudad.
Durantes 12 años, Maréchal dedicó sus esfuerzos a conseguir esos 23 discos poniéndose directamente en contacto con las discográficas. Logró adquirirlos y, aún más sorprendente, encontró 28 más, 51 portadas en total. Pero no acabaría ahí la cosa: tras la publicación del libro unos coleccionistas europeos le han enviado dos discos más, entre ellos uno de 1984 del grupo sueco Rat Fab -parece ser que el padre de uno de los miembros de la banda había conocido a Warhol en los 60, y le pagó para que diseñara la portada del disco de su hijo.
Warhol comenzó a hacerse famoso como ilustrador con la exitosa campaña publicitaria que realizó para la firma de zapatos I. Miller. Después vinieron las ilustraciones en revistas de moda, los diseños de escaparates para Tiffany y Bonwit Teller, y finalmente, las exposiciones en galerías de arte. Pero, parece ser que lo primero fueron las portadas de discos.
Tras graduarse en la escuela de arte del Carnegie Institute of Technology en Pittsburgh, Warhol llegó a Nueva York en 1949, justo cuando las discográficas sacaban al mercado el formato LP (Long Play). El joven Andy, históricamente emprendedor, ofreció su talento como diseñador gráfico a las grandes compañías y pronto le llegó una oferta de Columbia Records para la portada de un disco de música mexicana - A Program of Mexican Music -. Este trabajo ya anticipaba aspectos de su posterior estilo: por ejemplo, copió de un catálogo de arte figuras aztecas del siglo XVI, iniciando así su tendencia a crear arte a partir de imágenes ya existentes.
En 1956, Warhol diseñó la portada para el primer disco del guitarrista de jazz Kenny Burrell basándose también en una fotografía, como haría posteriormente multitud de veces en sus retratos. Al año siguiente realizó una portada para el álbum Congregation, del saxofonista Johnny Griffin, partiendo igualmente de una foto y dibujando en la camisa del artista unas flores que claramente vaticinaban las grades flores que pintaría una y otra vez en los años 60.
En definitiva, Warhol utilizaría las portadas de discos como campo de pruebas donde experimentar con técnicas y estilos que, con posterioridad, desarrollaría plenamente en obras de mayor formato y calado, obras ya de sobra conocidas que lo convertirían en uno de los máximos responsables de la estética pop universal. Como vemos, fue un campo de pruebas extenso: 51 portadas y seguimos contando. Me pregunto cuántas quedan por descubrir. Quizás no sería una mala idea echarle un nuevo vistazo a la vieja colección de vinilos. ¡Mira que si hay un Warhol en casa!
Publicado originalmente en Ars Operandi
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